sábado, 21 de diciembre de 2013

Símil: Educación del Movimiento y la conducción

Como comentamos en la última clase, en la que hicimos una autoevaluación, muchos por no decir todos, teníamos una cosa en común, esa cosa en común era que considerábamos la asignatura como innovadora y que su estructura era un tanto sorprendente e inquietante.
Reflexionando en mi casa sobre mi propia autoevalución realicé un símil entre lo que me había ocurrido con esta asignatura y el aprendizaje de conducir. 
Ya sé que de primeras no tiene ninguna relación, pero yo voy a intentar dársela. Me explico, hace un par de semanas me saqué el carné de conducir, y tengo la "L" encima de mi escritorio, es por eso que es probable que encontrara esta relación.
Bueno voy al grano, lo que me ocurrió con esta asignatura fue un tanto parecido a cuando fui a la autoescuela por primera vez. Yo sabía a lo que iba (a aprender a conducir), pensaba que iba a ser fácil, no sabía como me enseñarían ni quien lo haría. El primer día fue extraño y poco productivo, el profesor me daba mucha información que yo no la conseguía ordenar y llevar a cabo porque me colapsaba sin poder entender lo que quería que hiciera. Algo parecido me ocurrió el primer día de clase, entré por la puerta y lo primero que me vi fue a un hombre en la puerta que nos daba la mano uno a uno, ahí comenzó mi desconcierto, y luego continuó con una simple pregunta de ¿Sabéis que es el movimiento?. Ahí ya comencé a preguntarme, ¿Que clase de asignatura será esta?
Cuando nos pusimos a definir qué era el movimiento me pareció algo parecido al primer día de conducción. No entendía muy bien ni por qué nos preguntaba eso ni el para qué, solo tenía claro una cosa, que aquella asignatura la quería aprobar, y solo quería tener el carné como fuera, sin importarme el proceso de mejora hasta conseguir tal objetivo. Todo me parecía muy desconcertante. Esta claro que el primer día de cualquier cosa te sientes desorientado, pero justo en estos dos casos me sentí mucho más perdida que en los demás. 
Cuando ya llevaba alguna práctica de autoescuela y ya conducía por la ciudad, eso era un caos, que si saber manejar el coche, que si hay señales, semáforos..., un peatón, un coche que se te cruza y tienes que frenar de golpe, todo esto te ocurría en unos minutos y tu tenías que saber actuar. Lo mismo me ocurrió cuando llevábamos pocas semanas de clases, que de vez en cuando salían temas a debatir en clase y tú tenías que improvisar y saber contestar con respuestas coherentes, ejercicios dinámicos de improvisación (como el día de la práctica del contra-anuncio), los blogs... esto hacía que tu cabeza funcionara a mil por hora, igual que cuando conducía el coche. 
Más adelante, cuando ya me acostumbré a llevar el coche, no hacía falta que estuviera tan atenta a todo, captaba las cosas antes e incluso me anticipaba a improvistos, disfrutaba más, lo mismo sucedió en la asignatura, que ahora las novedades ya no me pillaban tan de sorpresa, sabía responder antes y comprendía mejor todo. 
Finalmente cuando me decidí a presentarme al examen de conducir, ya circulaba con más naturalidad y soltura. Y como no, esto también me sucedió en la asignatura a mitad del cuatrimestre más o menos, donde yo conseguía sentirme con más seguridad y sobre todo con el proyecto "me interesa" que conseguí soltarme más, porque era un tema que me despertaba curiosidad e interés. 
Por último decir que aprobé el carné de conducir, y que fue una experiencia positiva que siempre recordaré, tanto por los primeros días de descontrol e inseguridad, como por los últimos días de satisfacción al ver que había aprendido a algo que jamas se me olvidaría, igual me pasa con esta asignatura, que la recordaré como una asignatura especial e innovadora con la cual he aprendido cosas que nunca olvidaré. Además, cuando ya acabas el proceso de aprendizaje, es cuando realmente valoras el proceso, es decir, ahora lo importante no era aprobar el carné o la asignatura, sino que lo realmente importante era poder aplicar a la práctica todo aquello que había aprendido. Cuando te enfrentas a la circulación real y ves que no eres un peligro para nadie y que realmente controlas, o que puedes enfrentarte a una clase sabiendo que es lo esencial de una buena educación, es cuando más te das cuenta de que todo esfuerzo a valido la pena.
Quiero destacar que aunque al principio fuéramos novatos y lleváramos la "L", ahora nos hemos convertido en conductores de primera gracias a todas esas clases y lecciones, y esto nos ha hecho evolucionar y desarrollarnos más como docentes, ciudadanos... y sobre todo como personas.

4 comentarios:

  1. FAntástico simil. Sigo con él. Imagínate que llegas a clase el primer día y dices. Quiero aprender a conducir.Pero quiero tenerlo todo claro desde el principio. POr tanto, quiero que me enseñen cómo tengo que hacer para llegar a todos los sitios a los que me proponga llegar.
    UN poco absurdo no? NO solo por que es imposible, sino porque ni tú misma sabes dónde irás, por lo que no te lo pueden enseñar. LO más que puede hacerse es ensñarte algunas ténicas, algunas normas y algunos principio que nos permiten circular con cierta seguridad y soltura para que lso aprenddas, los interiorices y, a partir de ahí, tu puedas ir dónde lo desees o donde te lleve el camino.
    Buen camino y buenas navidades.

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    1. Tienes razón, las técnicas y normas que nos enseñan nos sirven para orientarnos, pero somos nosotros los que verdaderamente les damos sentido realizando aquello que consideremos mejor.
      Gracias Víctor y feliz navidad!

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  2. Muy buena entrada Brenda, te felicito

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